Mamá Gallina
Una gallina muy loca,
que alborota en el corral,
ha perdido su huevito
y no sabe donde está.
Corretea por los nidos,
pregunta aquí y allá,
¿quién ha visto su huevito?
¿su huevito donde está ?
El gallo que es detective,
sopesa la situación,
¿como ha podido perderse
ese huevito en cuestión?.
Esto es muy raro,
nunca ha ocurrido,
yo tengo que descubrir
que le ha pasado al huevito.
Se dirige al gallinero,
echa un vistazo en el nido,
y descubre con sorpresa
todo lo que ha ocurrido.
El huevito ha madurado
y ha nacido un pollito,
y como es tan pequeño
del nido se había caído.
Un tren de números
Un tren de juguete
subido a los raíles,
viaja por el mundo
como" corre ve y dile".
La máquina resopla
echando anillos de humo,
arrastra diez vagones
desde el cero y el uno...
El cero es un rosquillo
que dice "cómeme,"
si tu no te lo comes
yo lo voy a coger.
El uno es un soldado
con una gran nariz,
parece resfriado,
¡amén! ¡Jesús! ¡hachís!.
El dos es un patito
nadando en una charca,
persigue a mamá pata
que se le escapa.
El tres es un gusano
que trabaja en el circo,
baila sobre su colaintentando dar un brinco.
El cuatro es una silla
que han puesto boca abajo,
si tú quieres sentarte
te va a costar trabajo.
El cinco es un policía
un poquito barrigón,
lleva puesta una gran gorra
para que no le dé el sol.
El seis es una guinda
toda vestida de rojo,
con un rabito muy largo
de donde yo la cojo.
El siete es un camino
que no tiene salida,
el coche gira y gira
y se aburre enseguida.
El ocho son las gafas
de la abuelita Lulú,
las ha dejado olvidadas,
¿se las devuelves tu?.
El nueve es un globito
que se ha comprado Juan,
y como lo ha perdido,
llora y llama a su mamá
Nana para bebés
Duende del sueño
Todas las noches
encendiendo estrellas,
un duende sin coche,
las hace más bellas.
Todas las noches
encendiendo estrellas,
un duende sin coche,
las hace más bellas.
Recoge las nubes,
todas, una a una,
y en silencio sube
a encender la luna.
todas, una a una,
y en silencio sube
a encender la luna.
Y con terciopelo
de oscuros retazos,
nos arropa el cielo
que arrulla en brazos.
de oscuros retazos,
nos arropa el cielo
que arrulla en brazos.
Pasa el cerrojo
sobre las pestañas
y esconde los juegos
tras las montañas.
sobre las pestañas
y esconde los juegos
tras las montañas.
Enciende el silencio
¡… Shhh…! Apaga la luz.
Sin contar ovejas
te has dormido tú.
¡… Shhh…! Apaga la luz.
Sin contar ovejas
te has dormido tú.
Zandra Montañez Carreño
¡Se mató un tomate!
¡Ay que disparate!
se mató un tomate
se mató un tomate
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó de la fuente
sobre la ensalada
recién preparada.
Su rojo vestido
todo descosido,
cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo Zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el doctor Ajo
y remedios trajo.
llamó a la carrera
a Sal, la enfermera.
Después de sacarlo
quisieron salvarlo
pero no hubo caso:
¡Estaba en pedazos!
Preparó el entierro
la agencia “Los Puerros”.
Y fue mucha gente...
¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente
del Club de Verduras,
para dar lectura
de un “Verso al tomate”
(otro disparate)
mientras, de perfil,
el gran Perejil
hablaba bajito
con un rabanito.
También el Laurel
(de luna de miel
con Doña Nabiza)
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al tomate.
Acaba la historia:
Ocho zanahorias
y un alcaucil viejo
formaron cortejo
con diez berenjenas
de verdes melenas, sobre una carroza
bordada con rosas.
Choclos musiqueros
con negros sombreros
tocaron violines
quenas y flautines,
y dos ajíes sordos
y espárragos gordos
con negras camisas,
cantaron la misa.
El diario espinaca
la noticia saca:
-Hoy, ¡qué disparate!
¡se mató un tomate!-
Al leer, la cebolla
lloraba en su olla.
Una remolacha
se puso borracha.
-¡Me importa un comino!
dijo Don Pepino...
y no habló la acelga
(estaba de huelga)
(Elsa Isabel Bornemann)